viernes, 30 de enero de 2009

FUJIMORI RENUNCIÓ A SU CANDIDATURA

Fujimori renunció a su candidatura

Fue en respuesta a una invocación de Juan Luis Cipriani.

Ante la cercanía de las elecciones el Arzobispo de Lima organizó la celebración de una “homilía de reflexión” que fue transmitida en vivo y en directo a todo el Perú por todos los canales de televisión. El gobierno respetuoso de las creencias religiosas de la población declaró feriado el lunes para quienes escuchen la referida misa.
Cipriani fue muy claro desde el inicio al asegurar que en su sermón no haría alusión a ningún tema político para evitar suspicacias. Los 9 candidatos, incluido el Presidente Fujimori, se ubicaron en primera fila.
Monseñor dijo que hablaría de los 8 (¿?) pecados capitales, de esos en los que ningún elector debía caer si no quería quemarse en el infierno:
“Empezaré por los menos graves: (Cipriani fijó su mirada en Ataucusi que dormía plácidamente) la herejía, a aquellos que crean falsas iglesias les espera el fuego eterno, peor aún si mezclan su paganismo con colonias agrícolas y se dejan crecer la barba y el cabello”.
Ahora mirando a Víctor Andrés García Belaunde continuó: “la homonimia, aquellos que lleven el nombre idéntico o parecido de personajes históricos no entrarán al reino de los cielos por su ostentación”.
“El uso de nombres bíblicos también será castigado, sobre todo si proceden de la familia de Caín”. (Abel Salinas se sonrojó)
Luego el prelado dirigió sus terribles ojos al candidato de la UPP: “Tormento sin fin sufrirán los que se llamen santos a sí mismos”.
“Aquellos que gusten de imitar a los jinetes del Apocalipsis, (Salas intentó en vano ocultar su sombrero) serán consumidos lentamente por las brasas sin lugar a arrepentimientos de última hora”.
“Aquellos que hacen justicia con sus propias manos (Castañeda en un segundo revivió la captura de uno de los agentes del SIN que acosaba a su familia) serán juzgados con el suplicio infinito”.
“La gula (Andrade trató de esconder la barriga, pero ya era demasiado tarde) será castigada con el despojo primero y luego con una hambruna por los siglos de los siglos”.
Monseñor se puso entonces más serio que nunca y enrojecido por la ira levantó la voz para señalar el peor de los pecados mortales: “el bricherismo, aquellos que gracias a brujerías y malas artes enamoran a dulces gringas serán vomitados por el Altísimo. Luego freídos en aceite de chancho y arrojados a los más infectos pantanos del infierno”. Cipriani iba a seguir pero fue interrumpido por una carcajada de Fujimori que no pudo aguantar más y se levantó a darle el abrazo de la paz al sacerdote, susurrándole al mismo tiempo que era el más querido de sus ayayeros. Al prelado le salió el diablo y en medio de contorsiones gritó que Macera tenía razón cuando dijo que este país era un burdel, pero que ahora él iba a pronunciar una frase para la historia digna de encíclica propia: “¡cualquier dictadura es una cojudez! Sr. Presidente yo le pido en nombre de los 8 pecados capitales que renuncie”. El auditorio enmudeció, las señales televisivas se interrumpieron misteriosamente y una horas después Fujimori haría público el retiro de su postulación. Esa noche los vuelos al exterior se agotaron. (JRS)